EL LLAMADO DE ABRAXAS

Surcabas la ciudad, anónima gacela
Me miraste a través como si fuera humo
Pero yo vi la llama detrás de tu mirada
Y quise ser el animal profundo que llamabas.

Huíste, te perseguí, jugamos
Yo rodeaba tu danza milenaria
Tú henchías el fruto de mi anhelo
Así nos fuimos embriagando, Antigua
Con aromas, con licores de fuego.

Enardeció mi canto la hondura de tu cuerpo
Me transmutó en saliva y luego fuí aquel grito
Que se alzaba en dos patas...
Una vez más giraste, dulce trompo
Entonces te fijé como sal a la tierra
Fuímos temblor y ondulación marina
Nos hizo verticales el Tiempo en un instante
Y en su nave de éxtasis nos embarcó la Diosa.

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