SI MAÑANA ME MATAN EN BAGDAD

Febrero 14, 1998.

Señor Presidente de los Estados Unidos de América.
Señor Primer Ministro de la Gran Bretaña.
Señor Presidente de la República de Irak.
Y todos ustedes, cómplices de las siniestras sombras:

Si mañana me matan en Bagdad,
Si otra vez muero mañana en Tian-An-Men,
Si otra vez me asesinan en Chiapas, en Vietnam,
En Treblinka, en Dachau, en Buenos Aires,
Si nuevamente los Asirios, los Persas, los Romanos,
Los Católicos Reyes, los Nazis, Stalin y los Yankees,
Los Imperios del Mal encadenados,
Los que cortan cabezas y arrojan bombas de napalm
Sobre los niños,
Queman seres humanos para sacar el oro de sus bocas,
Sentados en su abismo
Cancelan la vida de miles de millones.

Si mañana matan al niño de Bagdad,
Al anciano que repara el zapato,
A la mujer que canta cuando cura al herido,
A la niña que baila y es el pueblo,
Al hombre que en el alba prepara el pan de todos
Y agradece a su Dios.

Si mañana asesinan todas las promesas
Que viven en la viviente vida,
En cada ser humano que busca completar
Su destino en la Tierra:

Yo, un anónimo poeta de América del Sur,
El hijo de un pequeño judío,
El padre de mi propio Destino,
Un humanista más
Junto a miles de otros humanistas
Les advierto y les digo:

Ya basta. Saldrán de la Historia y del planeta.
Sólo son el rostro del espanto, el abismo sin nombre,
Lo protohumano son, nunca lo humano:
El porvenir que canta.

Ya basta. Ahora nosotros cancelamos las sombras.
No habrá más dioses, ni hombres, ni patrias, ni dinero
Asesinando al niño de Bagdad, al porvenir que canta.

Ya basta. Ahora nosotros llegamos del futuro,
Ahora traemos del porvenir el canto:
El poema del hombre
Que del abismo oscuro
Renace a la luz del Sentido.

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