CABRIOLA PARA MI HERMANO HOMINIDA
Escrito en el
café el Galeón del norte, el 3 de julio de 1997, alrededor de las 8 de la noche.
Dedicado a todos mis compañeros de cabriolas
y al Mayor de los Poetas.
Homínida
ominoso
aun transcurres dentro de nosotros,
en el profundo escenario de la mente sapiens
te deslizas hirsuto en la oscura sabana,
tu astucia creciendo lentamente
en tus pequeños, duros, rojos ojos,
tu quijada prodigiosa avanzando a tu frente;
Como helicoidales gigantescas,
se extendieron los de tu estirpe
en el planeta verdeazul
sostenidos por un dios
que se consume
para darnos la vida.
¿¡Acaso no es monstruoso!?
¡Cuatro millones de años transitaste
la Tierra mientras el ojo de otro dios
te miraba a través
del que te daba vida!
Antiguo hermano, homínida ominoso
¿Cómo eran tu temor, tu grito y tu temblor
en la tormenta y en la noche acechante?
Acaso tú también sabías
de algún modo
que algo te llamaba
desde el final de la sabana,
desde el límite de la forma del carbono.
Quizás tus gritos subatómicos
atraviesan todavía nuestra infancia
de apenas cien mil años,
el carbono inconsciente
clamando por más luz.
Ominosos homínidas
vagando en nuestra sangre,
oteando y husmeando para cazar la presa,
jadeando y carcajeando al apresar la cosa,
llevando al tiempo que muere en las espaldas
y al tiempo puro clavado en medio de la frente.
Hermano homínida, simiesco camarada,
creo comprender tu largamente postergado salto:
¿Acaso no hace ya cien mil años
que yo descubrí el fuego?
Y sin embargo
seguimos oteando el horizonte
para apresar la presa, para cazar la cosa,
con pequeñas mandíbulas y los ojos pintados.
¿Cuál es el tiempo de la luz
que llevamos clavada
en medio de la frente?
Dónde está la raíz de ese tiempo
que el carbono concentra
en mí y en tí.
Cómo llamar al Tiempo
que me llama
desde el final de la sabana,
desde el límite huyente del carbono.
Creo que si yo me liberara
también tú
serías finalmente liberado.
Dejarías de vagar por la sabana
Gritando, estremecido,
y serías una danza hirsuta
hecha con cabriolas de luz.
Y yo también podría. Y tú. Y aquel.
Nos reuniríamos todos en el claro del bosque,
y en la plaza más grande de nuestra ciudad.
Y seremos cabriolas de luz,
sí, creo que podríamos lograrlo
hermano homínida,
sapiens, ludens, humano.
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