CERTEZA DEL
QUE LLAMA
Febrero 13, 1998.
Si tantas veces en llanto me disuelvo
Por la sed de infinito que me empuja
Un niño soy que llama y espera la respuesta
Comprendo y no comprendo el hondo sufrimiento
La crueldad sin límite, el abismo del hombre.
Si celebro el
arte tantas veces , la compasión, el genio
Altas cumbres del hombre me devuelven la fe
Atisbo un horizonte y sé que más allá
Refulgen mesetas cristalinas, altísimas moradas,
Donde espléndido aguarda el futuro del hombre...
Cómo no llamaría yo a los nuevos dioses.
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